Población: Herrán
Distancia: 9km
Desnivel: 240m
Tiempo: 3h
i/v
Track (no es
nuestro): http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=3791817
Sin mucho
estrés, cogemos carretera hacia Herrán. Es muy divertida, la carretera, estrecha,
con curvas, paredes de piedra que parecen al borde del derrumbe (esto seguramente
no sea así, pero impresiona)…
Total que llegamos
a Herrán, aparcamos el coche en el parking que hay a la entrada, y empezamos a
prepararnos para andar… ¡Un momento! ¿Y mi abrigo? ¡NOOO! ¡¡Está en casa!!
Bueno, menos mal que voy como una cebolla y tengo 3 capas de ropa (camiseta
corta, polar, sudadera), y, bueno, tampoco es que haga FRÍO… ¿no?
En fin, sin
abrigo, a lo valiente, atravesamos el pueblo. Nada más salir, ya vemos el
cartel para saber hacia dónde tenemos que ir.
Tendremos
que atravesar una puerta.
Caben coches, claro que caben coches, es zona de cazadores (a la vuelta vi cosas que hubiera preferido no ver…), pero a la ida sólo vi algún perrete simpático.
Vamos andando rodeados de roca y agua (sólo por el río, no llovía... Aún...)
Sí que hay
un momento que las marcas que seguíamos nos indican tomar un desvío a la
derecha, pero nosotros debemos seguir al lado del río.
Al
poco cambiamos de Parque Natural (sí, hay un cartel que indica que sales de los
Obarenes, y luego otro que dice que entras en el de Valderejo...) y
volvemos a tener señalización.
Vamos por un
camino que no tiene pérdida (lo que sí tiene es una caída sobre la que no puedo
hacer comentarios porque es horario infantil). Escuchamos el río pero nos
cuesta verlo.
El camino
nos lleva al lado del río, y está muy bien adaptado con puentes (que nosotros
en cuanto tenemos oportunidad vamos a ver qué hay debajo del puente… ¡como si
fuera un misterio! Pero las fotos quedan genial…), e incluso, en un tramo, tenemos
hasta escalones.
Hay un par
de sitios que invitan al baño, o lo harían de no estar en diciembre y con aires
de tormenta. Para llegar a uno de ellos tenemos un desvío a la derecha con unos
escalones que casi mejor se bajarían rapelando (es una licencia poética, no es
tan exagerado, pero son empinadetes…).
Una vez
termina el bosque, tenemos un prado gigante, que nos aburrimos de andar (sí, es
que lo más divertido a hacer en ese prado era esquivar las “minas” que nos
habían dejado nuestras amigas las vacas), pero que hay que atravesar, porque al
otro lado tenemos el bonito pueblo (abandonado, que quizá por eso tiene aún más
encanto) de Ribera.
Bajamos del
pueblo y nos escondemos en una casetilla que hay en el merendero, para comer
algo y tomarnos el caldito. Con tanto viento, eso de estar parada sin abrigo no
parecía buena idea… Y de hecho no lo fue. Volvimos muertos de frío, yo embutida
en toda la ropa que tenía (guantes, gorro, braga…) y con el chubasquero Disney
que mi acompañante traía (sí el mismo tímido de la sierra de Lokiz, algún día
tendré que descubrir quién es… pero, ¿a que mola el misterio? J ). No hay fotos de la vuelta, porque teníamos
demasiadas ganas de llegar al pueblo, al bar, a por algo calentito (que al
final resultó ser una coca cola con hielos o.O )…
La ruta, muy
bonita, aunque para repetirla en verano, con bañador (a ver luego quién es el
valiente que se mete ahí… con el frío que tiene que hacer.)
Como
despedida, las fotos del embalse de Sobrón, que pilla de camino por esa carretera
tan divertida, pero que merece muchísimo la pena.