Población: Brieva de Cameros
Distancia: 17.25km
Desnivel: 1075m
Tiempo: 8h
Hoy toca la ruta que Vero desechó el otro día porque tenía mucho desnivel... Roxy se ha animado a meterse palicillas, por lo que se ve (me las han cambiao...). Además, tenemos a Raquel, una compañera de Roxy, como artista invitada. No sabemos si volverá.
El día empieza tarde por una mala noticia (Te quremos Naomi)... Pero nos ponemos en marcha hacia Brieva de Cameros, y una vez allí echamos a andar por el GR.
Al principio hay un mastín que nos ladra, pero según nos acercamos, se va alejando... Así que sin peligro. Se mete a su casa, y nuestro camino va paralelo... Pero resulta que más adelante se vuelve a juntar, y viene mamá mastin. Al tener tanto perro con nosotras, les digo que vayan avanzando y yo me quedo cerca de mama mastín, para evitar que vaya con los otros perros. Viene ladrando, pero se ve que es amistosa, porque me ha pegado un lametón en la cara que me ha limpiado todos los poros, jajaja.
Bueno, continuamos camino, entre humanos y perros somos buena banda.
En seguida llegamos un desfiladero, y al paso de la escalera, que nos hace empezar a subir.
Llegamos a las tenadas de la Escalera, donde abandonamos el GR y continuamos buscando el río Berrinche.
Una vez cruzado, subiremos por la ladera (Campo traviesa, como diría Gimli), por donde mejor veamos. El objetivo se ve claro: Ese enorme agujero de ahí.
Esta subida se hace más sufrida que la anterior. Y con lo grande que se ve el agujero, mira que nos ha costado llegar... Yo creo que lo movían cuando no mirábamos.
El "agujero" es la cueva de Covarruña. No entramos muy adentro, solo nos hemos asomado. Pero aunque no sea para darse a la espeleología, al menos corta el viento para almorzar tranquilas, y bueno... mirad qué vistas.
Desandamos un poco el camino, para pasar al otro lado, a buscar el barranco de Morcarizas.
Tendremos que cruzarlo y volver a subir por el otro lado. Aquí hay pequeños neveros donde la incansable Yoko se lo pasó pipa.
Pobre Dexter, estaba tan cansado que simplemente se tumbó. Y Zeta también jugó, pero es que es más tranquilita, ella.
Después de un rato jugando con la nieve, como si nunca la hubiéramos visto antes, continuamos la subida. Raquel apenas hablaba (mezcla de cansancio y hambre), y yo iba súper atenta al Wiki así que tampoco di mucha conversación. Pobre Rose.
Pero después de un pequeño GRAN esfuerzo, llegamos a la cima. ¡Qué pasada! ¡Qué vistas! ¡Qué rico estaba el bocata! y ¡Qué frío, por Dios!
Durante la comida, hice nuevas amigas, que el resto de la ruta habían pasado mucho de mí (Dexter siguió pasando...).
Por si las dudas: sí, es chocolate. No, no les di ni una onza ni media.
Comenzamos a bajar, muertas de frío pero mucho más animadas, porque ya no hay que subir más. Raquel de repente es otra persona, y habla un montón. Parece que nos perdonará la paliza...
Llegamos hasta el refugio de La Lastrilla. Lo cotilleamos desde fuera.
Se ve que en esta zona, los buitres tienen buen alimento. ¡Zeta, deja eso, cochina!
Desde aquí, empieza la bajada fuerte, y nos vamos a meter en el desfiladero de la Lastrilla, partepiernas pero precioso. Todo. Cada giro que se hace nos dejaba como ¡WOOOOOOW! (y a lo mejor me dejo alguna O).
Hay zonas con barro, hay que cruzar el río Brieva alguna vez... Y eso con perros es muy divertido. Sobre todo cuando no tienes que llevar a los perros sucios y mojados en tu coche (sorry chicaaas, jajaja).
Por tener este pensamiento, el karma me la devuelve, y me planta EL HORROR en el camino. Vacas. VACAS. Voy a llorar. Encima Yoko se cree pastora, y les ladra. Y yo tengo miedo, pobre de miii.
Hay que cruzar por todo el medio... y sufriendo mucho voy con las manos en alto, y hablándole diciendo "yo a lo mío, vosotras a lo vuestro, no nos molestemos...". Pero una, que tengo al alcance de la mano, se asusta igual por mucho que yo le diga que no, y se pone a andar de un salto (todo lo que pueda saltar una vaca). Yo me pego un susto tremendo, y doy otro salto (más de lo que creí que yo pudiera saltar). Vamos, que somos un par de idiotas. Pero la vaca tiene la excusa de que es una vaca. A ver qué excusa busco yo.
Continuamos para bingo, y nos encontramos, al otro lado del desfiladero, con unas ovejas suicidas (no, en serio, nos sorprende no haber visto ninguna despeñarse).
Desde ahí nos ladraba otro mastín, pero mientras no cruzásemos el río creo que estábamos a salvo, así que ese no me preocupó. Sí que me molestaba más un perro que estaba por el camino, y que al parecer quería hacerse amigo de los nuestros (que, por si no lo sabíais, Dex es un poco psicópata, aunque le adoro, y desconozco cómo se llevaría este con las otras dos, pero básicamente se dedicaron a ignorar a Dexter, y el a ellas, todo el camino). Total que dejando atrás a ese perro, y llegando ya a Brieva, vino otro mastín, jovencito, al que al parecer estaban enseñando a pastorear (y nos debió ver pinta de ovejas...).
Muy cansadas, muy satisfechas, y a unos 3 minutos de que se ponga el sol (igual exagero, a lo mejor fueron 10...) llegamos a los coches. Y aunque no tenga nada que ver con la ruta, puedo deciros que nos encontramos con más vacas en la carretera y yo, toda valiente, salí del coche para que se movieran.
Y así, superando miedos (o intentándolo) y retos, despedimos el día. Esperemos que las agujetas no nos maten mañana, y poder repetir ruta con Raquel pronto. ¡Nos vemos!
