Población: Trevijano
Distancia: 7km
Desnivel: 150m
Tiempo: Demasiado humillante
Pues después de un laaaaargo cierre, por fin podemos salir del municipio. Creí que nunca llegaría este día.
Escogí ese track, y lo empezamos del revés, para asegurarnos la señalización. Y bien hecho, porque desde el dolmen, nos perdimos un poco, y dimos media vuelta, por lo que ese track solo lo hicimos hasta la mitad.
Supongo que en otra ocasión no sería tan complicado de seguir, pero tanto tiempo sin humanos molestando, el monte se ha vuelto más monte, y está todo super salvaje (y me encanta).
Total: Cogemos coche, y tras muchas curvas por una carretera extremadamente estrecha, llegamos a trevijano, y dejamos el coche. Veremos carteles que indican hacia el dolmen, entre otros muchos, puesto que este municipio está dentro de la red de anillos ciclomontañeros de los que ya he hablado alguna otra vez.
Empezamos a andar, dejando el pueblo a nuestras espaldas.
Nos vamos adentrando en el camino, no hay muchos desvios posibles, pero sí mucha vegetación (que alguna vez nos hace dudar de si se puede continuar...). Vamos siguiendo el curso de un arroyo.
Una vez cruzamos el arroyo, veremos una cartel que nos indica por dónde seguir subiendo, para llegar al collado, y al dolmen.
Como os decía, la montaña está salvaje y preciosa. Además de la falta de gente, es la época de florecer.
Por fin, llegamos al dolmen. Está rodeado por un pequeño muro de piedra, supongo que para eviar la entrada del ganado y que no se deteriore.
Desde aquí, intentamos seguir el track, pero no lo vemos claro: con tanta vegetación, nos ha costado más de lo previsto llegar hasta este punto, y no sabemos si nos dará tiempo a hacer el resto del recorrido, eso contando con que lo encontremos siempre a la primera... Así que avanzamos hasta obtener una bonita vista...
... y nos damos media vuelta, desandando lo andando.
¡¡OJO!! Que este año, como se han alimentado menos, las garrapatas están voraces. No es algo que me suela preocupar, porque nunca me ha mordido una, así que casi se me olvida que existen... pero justo escuché una chica hablar de ello, y al ir a desabrocharme la bota, vi una pegada a mi pantalón... y cuando volví a casa, otras dos escaparon de mi sudadera (yo no les gusto, por suerte, pero aprovecharon mi transporte, a ver si pillaban otra presa). Al desagüe se fueron...
¡Qué ganas tenía de volver a patear! Ya estoy preparando la siguiente... ¡Nos vemos!
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