Población: Olatzagutía
Distancia: 4km
Desnivel: 205m
Tiempo:
3h30’
Track (no es
nuestro): http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=615629
Mayo. Medio
día. Cualquiera diría que deberíamos tener calorcito, ¿no?, tiempo de
primavera… Pues ¡NO!, llevamos polar y abrigo.
En fin… no
me voy a quejar porque nos vino genial. Conducimos hasta la casa de información
del parque de Urbasa. Pongo Olatzagutía porque es la ciudad más cercana según
el mapa, pero si se va desde Logroño, se llega antes cruzando todo el raso,
desde Zudaire (vaya, como si fuerais al nacedero, pero pasándolo de largo).
Dejamos el
coche un poco antes, según nos indican en el camping, puesto que el primer
tramo básicamente va paralelo a la carretera, y nos forramos de ropa.
Desde ahí,
también sale un camino adaptado, tanto para minusválidos como para ciegos.
Primero
decir, que aunque la entrada del blog se llame “itinerario de los montañeros”,
que es su nombre oficial, la ruta siempre ha sido conocida como el “hayedo
encantado”.
El sendero
es muy fácil de seguir, no hay posibilidad de pérdida, y la niebla le da un
encanto extra al bosque (por eso lo de “nos vino genial”…).
Pasamos por
una caseta, una carbonera en realidad, pero para mí siempre será la caseta…
Resulta que yo ésta ruta ¡Ya la había hecho! Como hace 10 años, con el colegio…
y no me acordaba hasta que vi la caseta…
Aquí se
separa de la senda de los pastores (senda lineal que en su otro extremo
coincide con el "Itinerario de las Fuentes". Nosotros seguimos el camino, que pasado un prado comienza a subir,
y por tanto la niebla se va espesando un poco, pero nada que impida seguir el
camino. Al contrario, al hayedo encantado le da un toque mucho más “encantado”.
Pasamos un portillo. Bienvenidos al “Hayedo Encantado”. Ahí
buscamos refugio bajo una roca, para evitar que se nos moje la comida. Aunque
sólo la humedad del ambiente ya hace cambiar la textura del pan. Increíble.
Continuamos después de la comida, cacharreando por los
alrededores del camino, buscando fotos. Hay sitios que dan verdadero miedo
(sobre todo porque oímos el crujido de los árboles con cada golpe de viento, y
no se oye absolutamente nada más).
Pero por otro lado, la primavera nos da imágenes como ésta.
Dejamos de hacer el mono, y salimos del bosque, en dirección a la cresta. Ahí se supone que debería haber unas vistas de éstas impresionantes sobre todo el valle…. Bueno, nos lo creeremos, porque nosotros vemos un infinito blanco.
Nos damos la vuelta y volvemos por el mismo camino. En
cuanto bajamos un poco la niebla empieza a desaparecer. El bosque sigue bonito,
aunque pierde parte de su encanto mágico. Ahora aprovechamos para entrar al
bosque por otro de los posibles pasos que hemos visto por el camino, y nos
perdemos un poco en la selva.
Al final para entrar en calor, nos cambiamos de ropa y nos
metemos a tomar un café en el camping de Urbasa. Creo que nunca vi ese camping
sin niebla.
Con el frío aun en los huesos, pillamos carretera de vuelta.
Por el camino, la fauna de Urbasa se despide de nosotros.
¡Hasta la próxima!
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