Población: Aínsa
Distancia: 6km
Desnivel: 155m
Tiempo: 1h30'
Después de acomodarme en el hotel, voy a dar un paseíto por los alrededores de Aínsa. Las rutas de esta semana están siendo muy light, pero son bonitas...
Si no nos alojamos ya en Aínsa, podemos usar el parking del propio castillo (pero entonces no tendríamos que atravesarlo). En mi caso, como me alojo en la otra punta, que dicho así parece muy lejos pero en realidad no, pues atravieso plaza y castillo, y sigo camino.
El paseo empieza siendo una pista. Hay que tomar un desvío a la derecha, dirección mirador. Las vistas sobre el río Cinca, hacia los Pirineos nevados (poco para la fecha, también os digo, pero bueno...) Son preciosas.
Desde aquí ya se va por un camino, menos ancho que la pista, pero como veis nada difícil de seguir, y a ratitos incluso con algo de sombra.
El tema es que yo voy caminando, y veo que tengo que bajar, que se acaba el camino y no veo la cuesta... Y avanzo y sigo en llano, pero veo la pista a la que tengo que llegar, y la veo muy abajo... Madre mía, en qué líos me metooo.
Por fin, veo la bajada; desde arriba asusta un poco, pero la he hecho charlando por teléfono, así que no es para tanto.
Una vez acabada la bajada, llegamos de nuevo a la pista, y alcanzamos la Cruz Cubierta, que rememora una batalla por la Reconquista. Las tropas cristianas iban perdiendo, y parece ser que apareció una cruz de fuego en un árbol de esa zona, cosa que les animó mucho, y los musulmanes acabaron por retirarse. Para mí que pensaron que eran todos pirómanos, yo también habría huído... Pero se consideró milagro, y para conmemorarlo, se construyó la cruz cubierta.
Avanzando recto por esa pista, llegaremos de nuevo al aparcamiento del castillo. Y ahora en lugar de cruzar, me voy a meter por un camino, porque tengo una mente muy simple, me ha hecho gracia el nombre, y necesitaba contarlo. Os presento las Cagaderas de la Luisa.
Y así, orgullosa de la simpleza de cerebro que tengo, me voy a dar una ducha que me queda cenar (Pizzería La Tea, allá voy), y tomar una cervecita de celebración. Una Rondadora, artesana de la zona, riquísima. Cena de campeones, y a dormir. ¡Buenas noches!
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