Nada más empezar, pasaremos por debajo de la carretera, para coger el camino, que sube atravesando el hayedo, dejando el río a la derecha.
Una vez cruzado, en teoría, y según el track que os he puesto, seguiríamos remontando el río pero desde la otra orilla, hasta llegar a la cascada. Pero como es un poco tarde, no me fío de las horas de luz, y no sé bien si el camino es fácil o difícil, "me cago" y decido emprender la vuelta, no sin antes molestar a la fauna.
No, en realidad no molesto, solo les hago fotos, pero me pongo en su lugar, y a mi me molestaría que me hicieran fotos seres que no conozco...
Total, que el camino también es facilito de seguir, y hay un claro en que quiero asomarme a ver las vistas.
Para divisar esto, he tenido que desvarme un poco del camino, por una zona, voy a decir húmeda. El caso es que la ida ha sido controlada, pero cuando estaba intentando volver, empecé a ver abejas por todas partes... Y con los nervios y las prisas (me dan mucho miedo, que cuando pican duele mucho), pues...
Pasó lo que pasó. Metí la pezuña, hasta el fondo.
Bueno, incómoda, pero contenta porque al menos hay una aventura que contaros, para que os riais de mi un poquito, sigo camino.
Así como a la ida teníamos el río al lado, aquí lo tenemos al lado, pero como vamos un poco más altos, casi no se ve, pero el camino es claro, y sigue siendo precioso.
Veo por fin el embalse, el destino... Pero lo veo muy cerca y a la vez muy abajo.
Lo cierto es que la bajada final es empinada, y nos deja de morros en la carretera, así que habrá que ir con cuidado unos metros, para llegar al coche de nuevo.
Como veis, aunque probablemente sí me hubiera dado tiempo, tampoco iba TAN sobrada, ya que al estar en medio del bosque, no tenía demasiada luz.
Bueno, os dejo que tengo que descansar, porque el día duro toca mañana. ¡Qué ganas!
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